Pero a veces, estamos tan obsesionadas por encontrar nuestro final feliz que nos olvidamos de leer las señales. Las que diferencian a los que nos quieren de los que no; a los que se quedarán de los que se irán.
Y es posible que ese final feliz no incluya al hombre ideal. Puede que… seas tú. Recomponiéndote y volviendo a empezar. Liberándote para algo mejor que puede haber en tu futuro. Puede que el final feliz sea simplemente… pasar página.
O puede que el final feliz sea éste, saber que a pesar de todas las llamadas no devueltas, de todos los desengaños, las meteduras de pata, y las señales malinterpretadas. A pesar de todo el dolor y el bochorno, nunca perdiste las esperanzas.
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